miércoles, 22 de enero de 2014

El Síndrome del Zar

Cuenta la historia que cuando la zarina Catalina "La Grande" hizo una gira para conocer sus nuevos territorios conquistados de Crimea de la mano de su entonces amante Potemkin, encontró aquellas tierras prósperas y sus pueblos encantadores, acogedores y bonitos.

Lo que no sabía la zarina es que se trataba de decorados trasladados de un lado a otro a su paso, y que la miseria y la opresión estaban detrás de toda aquella farsa.

Siglos después, el zar Nicolas II vivía rodeado de cortesanos aduladores en una utopía imperial de la que despertaría dramáticamente. Su imperio, uno de los mayores en extensión de su época, con un ejército y un aparato de seguridad formado por millones de personas, y una monarquía y nobleza opulenta y despreocupada, era en realidad un gigante con pies de barro: miseria, corrupción, hambre, analfabetismo azotaban el país. 

Y cuando llegó la guerra, tras un comienzo desastroso en la Primera Guerra Mundial, y un final aún más desastroso y humillante, el país se vió sumido en la revolución y la miseria.


Les suenan familiares ambas historias? Aunque no es tan grave la situación española actual como la  de la Rusia zarista, sí lo es la ceguera de sus gobernantes, rodeados de una camarilla de aduladores propios de esa época.

Nuestro optimista presidente Rajoy, rodeado de su camarilla de aduladores ministros y consejeros, trata de insuflar un optimismo más propio del ex-presidente Zapatero que de un gobernante serio y responsable.

Está muy bien que la prima de riesgo baje, y la percepción de nuestro país de cara al exterior mejore, pero eso no es suficiente si no se basa en datos sólidos y actitudes responsables y de duro trabajo y esfuerzo por parte del gobierno. Si la bajada de la prima sólo sirve para endeudarse aún más a un coste más bajo, si baja a la mitad y pedimos el doble, no habremos arreglado nada.

Si también, de cara al inversor extranjero damos una imagen de solidez que no se basa en hechos fundamentales, tarde o temprano al final se descubrirá y será peor.

No se pueden tirar las campanas al vuelo con un 26% de paro y una legislación laboral que es un auténtico desastre que desincentiva la contratación, con un sector público que se come los recursos económicos del estado, con ausencia de separación de poderes que hagan posible que haya justicia para los más débiles...etc...

Por ello Rajoy, aquejado del síndrome del zar, del que no ve ni oye nada más que lo que sus cortesanos le ponen delante de los ojos y no sale a pie de calle, debe empezar a hacer las reformas precisas e inmediatas para sacar al país de este colapso social en el que vivimos.

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